jueves, 4 de abril de 2013

Mi vida ha cambiado

A mis 14 años conocí a una persona un año y medio mayor que yo, al mes de conocernos decidimos entablar una relación de novios, nos mirábamos todos los días ya sea en el colegio o en las tardes por fuera de este. Desde que empezamos nuestra relación, muchas personas no estaban de acuerdo en que los dos estemos juntos, por eso siempre me hablaban y me decían que él no era la persona adecuada para mí. Por esta razón preferí alejarme de todos y no hacer caso, tanto a él como a mí no nos importó y así decidimos seguir con lo nuestro. A medida que pasaba el tiempo tuvimos relaciones sin protección, sin importar que un día cualquiera podría quedar en embarazo.


Seguimos con nuestra relación por encima de nuestros amigos, profesores y familia. Mi familia jamás quiso que yo este con él e hicieron muchas cosas para separarnos, pero no pudieron, entonces por ultimo me hablaron de un viaje que sería que cuando me graduara de bachiller me mandarían fuera del país para seguir con mi carrera, esta idea me llamo mucho la atención ya que siempre había querido irme a otro país, pero por otro lado no quería irme por no dejar a mi pareja entonces le dije a mi familia que aceptaba esa propuesta con la condición de hacer todos los papeles apenas me gradué del colegio.

A mis 16 años estaba en grado 11 y durante este año escolar, en el colegio hicieron muchas conferencias y llevaron historias de vida de adolescentes embarazadas, con las que se buscaba que estos casos no se repitan, ya que se habían presentado embarazos en la institución, pero como en esta edad no hacía caso a nada, de todo lo que me dijeron, no le di la importancia que merecía y seguí con mi vida rebelde donde no hacía caso a nadie.

En esta época mi familia ya estaba aceptando mi relación sentimental sin ningún inconveniente, y aquí fue cuando nos enteramos que estaba embarazada. Tuve todo el apoyo de mi pareja, estábamos muy pendientes de nuestro bebé, pero en ese momento decidimos no contarle a nadie sobre esto, solo sabían unos amigos más cercanos y aunque había otros los cuales no nos creyeron. No sabíamos cómo decirles a nuestros padres, decidimos esperar a que ellos se dieran cuenta y tampoco dijimos porque en esta época ya se acercaba mi grado.

Me gradué cuando tenía tres meses de embarazo y mientras se suponía que iba a hacer los papeles para viajar, les dije a mis padres que me hagan estudiar un semestre de la carrera que me gustaba y me dijeron que bueno; comencé a hacer todos los papeles para el ingreso a la universidad y al mes que entre a la inducción, mi mamá se dio cuenta de que estaba embarazada, porque mi barriguita iba creciendo y cuando me pregunto si estaba embarazada, le respondí que sí. Ahí fue cuando toda mi familia se enteró, mis padres fueron a hablar con la familia de mi pareja los cuales dijeron que ellos nos apoyarían en todo, al igual que mis padres.

Seguimos con nuestra relación, aplacé mi carrera y a los cuatro meses ya cuando había cumplido 17 años, nació nuestro hijo el cual llamamos José Gabriel. Apenas nació, el tenerlo en mis brazos fue la alegría más grande que jamás había sentido, el llegar a casa con mi hijo en brazos era lo mejor que me había sucedido en toda mi vida y aquí fue donde aprendí lo que es tener una gran responsabilidad, ya que tenía que estar pendiente de él en todo lo que un pequeño necesita.

Mis padres me dieron la posibilidad de seguir estudiando, apoyándome con el cuidado de mi pequeño. Retome mis estudios universitarios cuando mi hijo tenía 7 meses, empezando la universidad fue muy difícil, ya que tenía que estudiar para parciales y dedicarle el tiempo suficiente a mi hijo.

Con el padre de mi hijo, dure hasta que José Gabriel cumplió 3 añitos, ya que la relación no iba para ningún lado. Él seguía en sus cuentos de andar con mujeres y salidas, lo cual yo no podía aceptar, ya que mi hijo es quien necesita de mí y así brindarle una vida sana y llena de felicidad.

Desde que tengo a mi hijo mi vida cambio totalmente, ahora está dirigida en buscar el mejor futuro para él y ayudarlo en lo que más pueda, ya que es lo más importante para mí.

Mi consejo: debemos escuchar a las personas que nos quieren. No porque no estén de acuerdo con nuestras decisiones no debemos pensar que ellos no nos quieren ver felices, si los adultos nos dicen algo es porque ellos a través de sus experiencias nos pueden guiar, porque para cada cosa, para cada decisión hay una edad adecuada.

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